De esta forma, el español alcanzaba los cuartos de final de un Grand Slam por primera vez desde que lo lograra en el Abierto de Australia 2015, rompiendo una racha de dos años sin llegar a dicha ronda en un Grand Slam. Mostrando un nivel muy sólido en su juego y un alto nivel físico, Nadal accedía a las semifinales del Abierto de Australia, ronda que no alcanzaba desde Roland Garros 2014, donde le esperaba el joven búlgaro Grigor Dimitrov.
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